Mi Primera Madura
Desde que me inicié en el sexo, tuve una fuerte atracción por las maduras, me hacía muchas pajas pensando en algunas mujeres mayores que conocía, hasta ese momento, con 18 años, me parecía una fantasía poder tirarme alguna.
Una de las mujeres que más me excitaba era Valeria, una amiga de mi mamá, era una mujer de 36 años, ni alta ni baja, cabello semi largo oscuro, contextura normal, unos pechos normales pero firmes, y lo mejor, tenía un señor culo, era de caderas anchas, y aunque se veía algo exagerado para su contextura, a mí me excitaba ver como sus cachetes apretaban sus jeans.
Valeria era casada, con un pata casi de su edad, quizá un par de años mayor, tenían un hijo de trece años, al que ocasionalmente ayudaba con sus tareas, ya que soy bueno en matemáticas, ella me daba dinero por ayudar a su hijo, aunque para mí ver su culo era suficiente pago. Yo no perdía oportunidad para verle el culo, a veces con disimulo a veces no, trataba de retener cada detalle para las pajas que me hacía luego imaginando mi verga entre sus nalgas.
Cierto tiempo ella comenzó a visitar seguido a mi mamá, me di cuenta que susurraban y ella parecía hacerlo entre lágrimas, supe entonces que podría tener problemas, me dispuse a enterarme de lo que pasaba.
Una mañana, que por suerte yo no tenía clases en la universidad, llegó Valeria a conversar con mi mamá, ella me pidió dejarlas a solas, pero me escondí cerca de la sala y puse atención en lo que conversaban. Al principio fue una conversación normal, después de un rato, tocaron el tema que me interesaba, cómo lo supuse, el esposo había estado engañando a Valeria, ella había terminado su relación hace unas semanas, después de insistir en que lo perdone, ella no cedió y el pata se acababa de mudar. No podía creer que teniendo ese culo en casa alguien pudiera pensar en engañarla, si yo fuera él me la cachara tanto que no tendría leche para más flacas pensé.
Estuve todo el día pensando en lo que había escuchado, me preguntaba si es que su separación me daría alguna oportunidad con ella, nuestro trato siempre había sido muy respetuoso, aunque siempre me imaginaba cogiendo con ella, no pensé que algún día podría ser real. Anduve muy arrecho esos días, me hice muchas pajas pensando en Valeria, hasta la imaginé mientras tiraba con una amiga, no podía dejar de pensar en que ahora ella estaba sola y despechada, que podría ser una oportunidad de oro para mí.
Pocos días después mi mamá me dijo algo que alteró aún más mis pensamientos, Valeria quería que vaya el domingo por la tarde a su casa para ayudar a Beto, su hijo. Decidí jugármela e intentar seducirla, un polvo con una madura y con tremendo culo, bien valía la pena el riesgo. Llegó el domingo y fui a casa de Valeria, ella me abrió la puerta, vestía uno de esos jeans apretados que tanto me arrechaban.
D: Valeria, buenas tardes. -Nunca la traté de señora. La saludé con un beso en la mejilla, traté de acercarme más de lo normal.
V: Hola Darío, pasa. Siéntate, voy a llamar a Beto.
La tarde pasó muy normal, no había pensado en qué no tendría tiempo a solas con Valeria, yo sólo estaba ahí para ayudar a Beto. Las veces que ella pasaba frente a nosotros, o se acercaba a ofrecernos algo de beber, yo le sonreía intentando llamar su atención, pareció notarlo pero no le dio mucha importancia.
Hice tiempo lo más que pude, ya se hacía tarde así que Valeria me ofreció cenar con ellos, acepté sin pensarlo mucho, quería pasar el mayor tiempo posible en esa casa. Durante la cena, seguí con las miradas y sonrisas queriendo captar su atención, ella se dio cuenta y pareció corresponder al coqueteo.
Al terminar, Valeria le pidió a su hijo ayuda para llevar los platos a la cocina, como todo chibolo, se puso a hacer muecas y quejarse, me ofrecí rápidamente a ayudarla yo, dije que lo debía ya que me habían invitado a cenar, Beto aceptó mi ayuda, se levantó y se fue al baño. Tomamos los platos y la seguí hasta la cocina, iba deleitando mi vista con el meneo de su culo, al llegar a la cocina me acerqué a dejar los platos parándome detrás de ella pero sin pegarme mucho, ella volteó rápidamente para agradecerme.
V: Gracias por ayudarme con los platos, disculpa a Beto, ya no sé qué hacer con ese muchacho.
D: No, gracias a ti por la cena, todo estuvo muy rico.
Yo mantuve la cercanía aun cuando ella se dio la vuelta, noté que la estaba poniendo nerviosa. Me indicó que la siguiera a la sala, para darme el dinero por ayudar a Beto, hice un gesto con mi mano para que ella pase primero y volví a seguir su culo hasta la sala.
V: Gracias por todo Darío, ojalá estés libre estos días porque se vienen los exámenes y quisiera que puedas echarle una mano a Beto cuándo estudie.
D: Encantado, ya sabes que cuentas conmigo para lo que necesites, me gusta mucho visitarte.
Ella sonrió y me tocó el hombro, me dijo que ya tenía que ir a mi casa, yo me acerqué a despedirme, al igual que en el saludo me acerqué lo más que pude a ella, sentí que se puso nerviosa, supe entonces que había oportunidad, que todo era cuestión de tiempo.
Los días siguientes visité la casa de Valeria con la excusa de los estudios de Beto, seguí con los coqueteos y las insinuaciones, cada vez con más descaro, a ella se le fueron pasando los nervios y empezó a corresponderme. Su semblante había cambiado, ya no se notaba triste y preocupada, ahora se le veía más alegre, sabía que era gracias a mí, estaba logrando que se olvide del huevón de su ex.
Tras 2 semanas ayudando a Beto sus exámenes habían terminado, no estaba seguro de cuándo volvería a estar tan cerca de Valeria, así que pensé que tendría que arriesgarme a dar otro paso. Esa última tarde al despedirnos en la puerta de su casa, le di las gracias (me estaba pagando) y le dije en tono pícaro que quería agradecerle de algún modo, ella rio y me dijo que no había necesidad, insistí.
V: Bueno, y cómo me piensas agradecer?
D: Con algo que sé que necesitas, un buen vino y una buena compañía. Dije señalándome, ella respondió con una pequeña risa.
V: Ya vas a empezar jaja. No puedo aceptar eso, que va a decir tu mamá si sabe que tomo vino con su hijo.
D: Eso no importa, yo soy mayor de edad, y nosotros somos amigos, o no?
V: Claro que sí, tú lo has dicho, somos amigos, pero creo que tú buscas algo más. Dijo poniendo el dedo en mi pecho y sonriendo. Tomé la mano con la que me apuntaba, hice que toque mi pecho y me acerqué a ella, me miró sorprendida.
D: Así es, quiero algo más. Con mi otra mano la tomé de la cintura acercándola a mi cuerpo, mi corazón estaba a mil y supe que ella lo sentía al tocar mi pecho, intentó voltear la cara pero no le di tiempo y la besé, quiso empujarme pero se rindió y me correspondió el beso, sentí que era mi primera victoria. Tras unos segundos, se separó de mí, volteo la vista hacia dentro de su casa buscando a su hijo, no estaba cerca.
V: Oye, no hagas eso, Beto nos pudo ver.
D: Pero no nos vio. Me acerqué a ella, pero me detuvo.
V: No, ya anda a tu casa por favor, chau.
D: No, espera, yo sé que también te gusto.
V: Mira, no vamos a hablar de eso ahora, ya tienes que irte. Ella seguía atenta por si Beto se acercaba.
D: Quiero venir a verte cuando estés sola, para poder hablar. Vendré mañana temprano, cuándo Beto esté en el colegio. Ella me miró sorprendida, lo pensó unos segundos, luego me dijo que sí y se despidió de mí con un pico, me sonrió y cerró su puerta. No pude dormir sabiendo lo que podría pasar en la mañana con Valeria, quise hacerme una paja pero decidí guardar la leche para ella.
Llegué a su casa cerca de las 9 am, ella tardó un poco en abrir, llevaba un vestido floreado, suelto y casi a la altura de las rodillas, un escote muy ligero, la recorrí con mi vista de pies a cabeza, me jaló del brazo haciéndome entrar rápidamente y cerró la puerta. Al instante me puse detrás de ella y la abracé por la cintura, pegando su culaso a mi pelvis.
V: Estás apurado.
D: Llevo mucho tiempo esperando esto. Le moví el cabello para besarle el cuello.
V: Vamos a mi cuarto.
D: Quiero hacértelo aquí mismo, no puedo esperar más.
V: No, aquí no.
No le hice caso, me arrodillé quedando frente a su culo, levanté su vestido, no tenía calzón, quedaron a la vista sus ricas y grandes nalgas, a mí me fascinan las nalgas, así que empecé a besarlas y morderlas como loco, ella me acariciaba la cabeza con una mano, hundiéndome la cara entre su culo. Hasta ese momento, nunca le había practicado el chupado la concha a nadie, pensé que ella se merecía eso, el olor de su sexo me prendió, le presioné la espalda para inclinarla, luego de usar mis manos para abrir sus nalgas, comencé a dar lengüetazos que iban desde la concha hasta el culo, ella gemía suavemente y me tomaba fuerte de la cabeza, frotando mi cara en su conchita.
Aunque que no tenía mucha experiencia, me esforcé en darle el mayor placer con mi lengua, después de un rato de lamer y chupar toda su rajita, sentí cómo empezaba a humedecer.
Me puse de pie, me disponía a liberar mi pene que ya se había despertado, ella se dio vuelta me tomó del short y me jaló llevándome hacia el mueble. Se sentó y me puso frente a ella, me bajó el short junto con el bóxer, vi cómo se mordió los labios al ver mi verga, la tomó y comenzó a pajearme.
V: Que rica la tienes. Te la han chupado antes? Sólo respondí moviendo la cabeza. Seguro no cómo yo lo voy a hacer.
Me agarró la pinga con firmeza y la acomodó hacia arriba, pasó su lengua despacio desde la base hasta la punta de mi falo, lo metió en su boca y empezó a chuparlo con suavidad. Poco a poco iba metiendo mi pene más adentro de su boca, era una experta pensé, se ahogaba con mi verga, que estaba empapada de su saliva y líquido seminal, me la chupaba mientras me hacía una paja a la vez.
Ver a Valeria chuparme la pinga de esa forma, me excitó como nunca, jamás me había venido con una mamada pero sentí que estaba a punto de explotar y le indiqué que parara. Ella me vio y se dio cuenta del motivo, lejos de detenerse continuó con mucha más intensidad, me di cuenta que quería mi leche en su boca, así que le cogí la cabeza y empecé a penetrar su boca con movimientos rápidos. No podía aguantar más y disparé varios chorros de leche dentro de su garganta, ella continuó la mamada hasta el final, tragándose toda mi leche, usó su lengua para dejar limpia mi verga y luego me miró sonriendo.
V: Ahora sí, vamos a mi cuarto.
Se puso de pie y sin soltarme el pene me llevó hasta su cuarto, yo iba rumbo a disfrutar uno de los mejores polvos de mi vida.
Seguí a Valeria hasta su cuarto, caminando torpemente con el short abajo, levanté su vestido para ver su culo desnudo en el camino. A pesar de haberme venido en su boca apenas un momento antes, mi pinga seguía erecta y durísima, ella me la cogía con firmeza mientras me llevaba hacia su cama. Al entrar a su cuarto, le saqué completamente el vestido, tampoco se había puesto brasier, me había estado esperando muy preparada, contemplé su cuerpo desnudo por un instante antes de lanzarme hacia sus pechos.
Comencé a chupar sus tetas, siempre me fijé más en su culo, pero me di cuenta que también tenía buenas tetas, eran de buen tamaño y estaban muy firmes. Sus pezones oscuritos se habían puesto duros, yo los mordía con suavidad y los succionaba mientras usaba mis manos para masajear su culo, y ella me hacía una deliciosa paja a dos manos. Después de un rato, ella me ordenó desvestirme, mientras lo hice ella se acostó boca arriba en su cama, me acerqué a acostarme con ella, su mirada me indicaba que la penetrara y yo no podía esperar más.
Ella abrió las piernas, acomodé mi pinga sobre su rajita, ella cerró los ojos y soltó unos gemidos leves, comencé a penetrarla despacio, estaba muy excitado y nervioso, no podía creer que me estaba tirando a Valeria en su propia cama. Luego de unos minutos me sentí más confiado, le agarré las piernas abriéndola lo más que podía, y comencé a darle más duro, ella empezó a gemir más fuerte. Me dijo que me acercara a ella, me abrazó pegando mi cuerpo al suyo y con sus piernas atrapó mi cintura, teniéndome cerca me susurró al oído "hace tiempo quería tenerte así", yo seguía dándole duro a su conchita, sentí como me arañaba la espalda y seguía susurrando "que gusto por fin tener tu pinga para mí" sus palabras me enfermaban.
Después de un rato, Valeria me dijo que me acueste, así lo hice, ella se puso encima de mí, agarró mi verga, puso la punta en la entrada de su concha y bajó despacio hasta que la tuvo toda adentro. Comenzó a moverse llevando el ritmo de la penetrada, se colocó un poco hacia atrás, apoyándose con las manos en mis piernas, yo sólo disfrutaba del espectáculo de sus movimientos y sus gemidos mientras ella disfrutaba de mi pinga. Levanté mi cuerpo llevando mi cara hacia sus pechos, empecé a chuparle las tetas y la tomé del culo ayudando al movimiento que se hacía cada vez más intenso. La abracé y me acosté trayendo su cuerpo hacía mí, ahora el ritmo lo tenía yo, así que empecé a penetrarla con fuerza, me encantaba oírla gemir.
Le indiqué que me cabalgue dándome la espalda, quería disfrutar de la vista de su culaso. Se apoyó en mis piernas y empezó con una cabalgada intensa, que rico culo se le veía, comencé a nalguearla y me di cuenta que a ella le gustaba, así que seguí hasta dejarle las nalgas rojas. Tomé el ritmo de la cachada levantando mi cuerpo, luego de un rato ella se inclinó quedando en 4, así que me arrodillé detrás de ella y empecé a embestirla mientras le cogía las caderas. Sus gemidos se transformaron en gritos de placer "así, cáchame Darío, que rico, más duro" esas palabras me pusieron loco, levanté una pierna para tener mayor impulso y comencé a cacharla con fuerza.
Era increíble el ruido que hacíamos, el chillido de la cama, el choque de sus nalgas conmigo, sus gritos de placer y las nalgadas que le daba una que otra vez. Ella me dijo que se estaba por venir, así que me puse más intenso "así, haz que me venga, sigue" la embestía con más rapidez y fuerza, hasta que sentí cómo chorreaba su conchita, ella suspiró de placer mientras se venía. Sentir su corrida en mi pinga y saber que le había dado un orgasmo a Valeria me arrechó como nunca, estaba a punto de vaciarme así que saqué mi pinga y solté mi leche en sus nalgas y espalda.
D: Que rico polvo!
V: Mmm sí, hace tiempo que no me lo hacían tan rico.
D: Yo te lo puedo hacer así siempre.
V: Que rico, acepto la oferta entonces. -Dijo acariciándome el pecho.
D: Me encantas, estás riquísima.
V: Tú también me gustas, desde hace tiempo.
D: En serio?
V: Sí, yo me daba cuenta como mirabas mi cuerpo, eso me excitaba, muchas veces me tocaba pensando en ti.
D: En serio? Yo me masturbé mucho pensando en ti.
V: Sí, eso me imaginaba, nunca pensé en hacer algo contigo, pero ahora que estoy sola y verte siempre en mi casa estos días, sólo esperaba que tú dieras el primer paso.
D: Vaya, que suerte tengo de gustarle a una mujer como tú.
V: Jaja seguro le gustas a muchas, yo no tengo problema en compartirte, de todos modos no podemos ser pareja.
D: Por qué no? Si nos gustamos.
V: Porque yo soy mayor para ti, no puedo tener una relación contigo... Pero no pongas esa cara, lo que si podemos es divertirnos juntos. -Dijo acariciándome la pinga y guiñándome un ojo, mi cara de decepción se borró con una sonrisa.
D: Me gusta la idea, me encantó tirar contigo, nunca lo había disfrutado tanto.
V: Me doy cuenta, estás sudadito jaja. ¿Quieres que nos bañemos juntos?
Lógicamente acepté en una, ella me llevó de la mano, apenas entramos mi verga ya se estaba poniendo dura de nuevo, ella la vio y sonrió, me empezó a besar mientras me hacía una paja poniéndola más dura. Entramos a la ducha y seguimos con los besos, me pidió que la enjabone, comencé a hacerlo despacio, disfrutando de cada rincón de su cuerpo, estuve buen tiempo masajeando sus tetas, ella gemía mientras me acariciaba la verga que ya estaba como roca. Me arrodillé para enjabonar sus piernas, lo hice de abajo hacia arriba hasta que mis manos llegaron a ese culo que me volvía loco, después de masajearlo bien con unas nalgadas de yapa, acaricié su conchita, le metí dos dedos y comencé a jugar con su conchita por dentro, ella soltó unos gemidos cada vez más fuerte.
Después de un rato, me pidió ponerme de pie, yo me quedé quieto mientras ella me enjabonaba a mí, sentía como me acariciaba suavemente con las uñas mientras lo hacía, ella decía que le encantaba mi cuerpo (en ese entonces tenía un cuerpo trabajado), sus manos llegaron a mi verga y comenzó con una buena paja, yo volví a acariciarle el culo. Nos acercamos al agua que caía para quitarnos el jabón, ella se arrodilló y comenzó a chuparme la pinga, me miraba con cara de arrecha mientras lo hacía. Ella estuvo unos minutos saboreando mi verga, me acosté en el piso de la ducha y le ordené que me cabalgara, se puso encima mío y comenzó con un rico movimiento de caderas, no podía creer lo rico que cachaba. Tras un buen rato de cabalgada, sentí que se acercaba mi tercera venida de la mañana, así que nos paramos y la puse contra la pared, justo debajo de la ducha. Comencé a bombearla en esa posición, sus ricos gemidos resonaban con el eco del baño, "quiero tu leche adentro, dámela" esa frase fue suficiente para explotar, me puse a embestirla con fuerza mientras la llenaba de semen, no se la saqué hasta que pene se puso flácido.
Terminamos el baño entre unos cuántos besos, al salir ella me dijo que no había problema con venirme adentro, pues se había operado para no tener hijos, pensé en todas las veces que la llenaría de leche a partir de ese día. Habían pasado más de 2 horas desde que llegué a su casa, y había disfrutado como nunca en mi vida, los próximos meses la visitaba 3 o 4 veces por semana, iba por las mañanas o algunas tardes cuando su hijo se iba a jugar fulbito con sus amigos. Cuando ella iba a mi casa, o cuando iba yo para ayudar a su hijo, aprovechaba cualquier momento solos para meterle mano, ella fingía preocuparse pero yo sabía cómo le excitaba ese jueguito. Tuve muchas experiencias con Valeria, se podría decir que con ella redescubrí el sexo, desde que me la tiré creció mucho mi gusto por las maduras, en mis próximos años tirarme a mujeres maduras se volvió un deporte para mí y disfruté de experiencias únicas, que tal vez poco a poco iré contando por este medio.